Renuncias a Babilonia


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Padre Celestial, te pido que me perdones a mí y a todos los miembros de mi línea ancestral por el espíritu de rebelión que había en Nimrod, quien se opuso a Ti y se rebeló en contra tuya.

En nombre mío y en el de mis antepasados, me arrepiento y renuncio a la tiranía y al despotismo que Nimrod practicó y a la maldad del imperio que él estableció.

Me arrepiento por la codicia de poder sobre el que se fundó el imperio, y por la cacería de Nimrod tras las almas de los hombres.

Me arrepiento por el comercio de las almas de los hombres de Babilonia.

Perdóname a mí y a mi línea familiar por el espíritu de rebelión sobre el que se fundó la ciudad de Babel o Babilonia.

Padre Celestial, te pido que me perdones a mí y a todos los miembros de mi línea ancestral por las creencias y actitudes que causaron la construcción de ese zigurat religioso, la Torre de Babel, que fue la motivación para levantar otros edificios y estructuras impías.

Nos arrepentimos de la arrogancia y la presunción que sostenía que los hombres podían por ellos mismos construir una puerta de acceso a Dios.

Nos arrepentimos por el culto astral y la astrología practicada en la torre de Babel. Nos arrepentimos por el miedo en el que la gente vivía por temor de ser esparcida en el extranjero a vivir en comunidades aisladas, expuesta al peligro, a lo desconocido y sin honor ni reputación.

Nos arrepentimos por el miedo tras la construcción de esa torre religiosa y por creer que podíamos «hacernos un nombre para nosotros mismos».

Nos arrepentimos por el mal uso del poder de la religión.

Nos arrepentimos también por tratar de compartir la gloria de Dios haciéndonos un nombre para nosotros mismos, tratando de controlar nuestras vidas y nuestro futuro.

Nos arrepentimos por todo acuerdo con el espíritu de Babilonia, que utiliza la autoridad religiosa para ganar poder terrenal y prestigio.

Nos arrepentimos de nuestra rebelión, orgullo, obstinación y arrogancia que nos llevan a querer hacernos un nombre para nosotros mismos y creer que podemos lograr cualquier cosa que queramos por nuestra cuenta, olvidándonos de Ti.

Señor, ayúdanos a no evitar los riesgos de establecer nuevas fronteras, sino aceptarlos; ayúdanos a ser fecundos y llenar la tierra, para que tu dominio sea manifiesto en los lugares donde tu reino aún no se ha establecido.

Permítenos colaborar contigo para ejercer los derechos de nacimiento y los llamados que tienes para nuestras vidas.

Señor, nos arrepentimos de haber estado alineados con Babilonia, la ciudad del hombre. Ayúdanos a ser ciudadanos alineados con la Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén.

Señor, ayúdanos a entrar a tu herencia mediante la fe, en búsqueda de la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor eres Tú.

Señor, nos arrepentimos del estado religioso que Nimrod estableció para deificarse y adorarse a sí mismo como emperador.

Nos arrepentimos de la adoración a Satanás y sus demonios, y del el culto a la estrella.

Nos arrepentimos de la adoración a Nimrod conectada con el planeta Júpiter, y por adorar a Nimrod como Zeus en Grecia, como Júpiter en Roma o como Marduk o «Becerro del sol», dios de la magia y los encantamientos, dios de los agricultores.

Nos arrepentimos de la adoración a esta entidad como el dios asociado con el planeta Marte, como la deidad patrona de la ciudad de Babilonia, también conocida como Bel o «señor», y como el «toro de Utu».

Nos arrepentimos de la adoración a esta entidad como el «Toro del cielo» y por adorar a la luna creciente como símbolo de los cuernos del toro.

Nos arrepentimos de la adoración al toro Apis en Egipto, a la encarnación de Ptah quien más tarde fuera Osiris.

Nos arrepentimos de la adoración al toro en Grecia como el «Toro de Creta», el Minotauro.

Nos arrepentimos de la adoración a Nimrod como Nino en Babilonia, a Kronos, a Saturno en Roma, a Zeus en Grecia, a Osiris en Egipto, y a Zoroastro en Caldea.

Nos arrepentimos del culto a Hércules o a Atlas en Grecia.

Nos arrepentimos de la adoración a Semiramis, la esposa de Nimrod, reina de Babilonia.

Nos arrepentimos de la adoración a la reina del cielo, también conocida como Amma o madre de los dioses y de Ge o Gaia la diosa tierra, como la Virgen en Italia, como Juno, Cibeles o Rea, en Roma, como Atenea, Minerva o Hera en Grecia, como Shing Moo o Tsoopo Ma en China, como Astarté o Astoret en Fenicia.

Nos arrepentimos de la adoración a Semíramis como Afrodita de Grecia, Venus de Roma, y Vesta o Terra de Roma.

Nos arrepentimos de la adoración a la trinidad profana babilónica y sus misterios: Nimrod, su consorte Semíramis y su hijo póstumo, Tamuz, quien fue proclamado como la reencarnación de Nimrod.

Nos arrepentimos de todo el paganismo y el culto idolátrico que tenía sus raíces en las leyendas relacionadas con Nimrod, Semíramis y Tamuz.

Nos arrepentimos de la adoración a Semíramis y Tamuz como Astarté y Tamuz de Fenicia, Isis y Horus de Egipto, Afrodita y Eros de Grecia, Venus y Cupido de Roma, Cibeles y Deoius de Asia, y

Parvati e Ishwara de la India.

Nos arrepentimos por aceptar el sistema de los misterios de Babilonia, creado cuando este falso culto pasó a la clandestinidad en Babilonia en el momento en que Nimrod fue asesinado.

Nos arrepentimos por los fines previstos de glorificar la muerte de Nimrod.

Nos arrepentimos por los sacrificios a los muertos que este culto involucraba.

Nos arrepentimos por el ritual de lamentar su muerte prematura en el solsticio de verano.

Nos arrepentimos de la utilización de precintos secretos, juramentos, ceremonias de iniciación y magia que se utilizaron para continuar con esta idolatría en secreto.

Nos arrepentimos de difundir esta religión misteriosa y secreta a través de la tierra.

Nos arrepentimos por la masonería, que promulga los misterios de la egipcia Isis, la diosa madre, esposa de Osiris.

Nos arrepentimos por la práctica de otros misterios y falsas religiones, como el satanismo, luciferismo, los Illuminati, el gnosticismo, los caballeros templarios, los rosacruces, la sociedad teosófica, el nuevo orden mundial, la nueva era y la confianza lúcida. Señor, desconéctanos de todos estos cultos falsos.

Señor, en nombre nuestro y de nuestros antepasados, nos arrepentimos por el culto a Tamuz, hijo póstumo de Semíramis, de quien se decía era Nimrod resucitado.

Nos arrepentimos por la falsa leyenda de que él era la simiente prometida de la mujer que liberaría a la humanidad.

Nos arrepentimos por asociar la adoración a Tamuz, con el solsticio de invierno cuando los días son más cortos, y por la leyenda de que el solsticio de invierno es el sol que muere y renace.

Nos arrepentimos de quemar el leño de Navidad en el solsticio de invierno, y sustituirlo por un árbol cortado a la mañana siguiente para representar su resurrección.

Nos arrepentimos de continuar con esta tradición pagana durante la celebración de la Navidad.

Nos arrepentimos de la adoración a Tamuz como el dios del sol y como el dios asirio de la fertilidad.

Nos arrepentimos por el culto a Tamuz como Horus en Egipto, Baco en Roma, Adonis en Grecia, Baal Berit, o señor de la alianza, y como Vishnu en la India.

Señor, nos arrepentimos por la adoración de los cuerpos celestes como el sol, la luna y los planetas, y por la asociación de falsos dioses con los planetas.

Nos arrepentimos por el desarrollo de la astrología, ya que se centra en el estudio del zodíaco que se originó en Babilonia.

Nos arrepentimos por tratar de encontrar y manipular nuestros derechos de nacimiento y tu llamamiento mediante la localización de la sección del cielo bajo la que nacimos.

Nos arrepentimos por la asociación de la astrología con el demonismo o el satanismo en el que Satanás y sus huestes han sido adorados bajo la apariencia de signos o planetas.

Perdónanos por el culto al dios de la luna de los caldeos, el dios de los nómadas.

Perdónanos por el uso de la media luna como el símbolo del dios de la luna y por establecer el calendario lunar en torno a este culto impío.

Perdónanos por adorar a la piedra de meteorito negra como la Kaaba, para llamar al dios de la luna el Señor de la Kaaba y por su adoración y la de otros 360 ídolos.

Perdónanos por la adoración del dios luna como Sin en Siria, así como de Al-Ilah en Arabia.

Perdónanos por el establecimiento del Islam como una religión en torno a la adoración del dios de la luna de Al-llah.

Perdónanos por el establecimiento de ciudades como Jericó o Beth-Yerah (Casa del dios de la luna) en torno a esta falsa adoración del dios de la luna.

Perdónanos por el establecimiento de centros de culto del dios de la luna en Ur y Haran y la construcción de templos a este dios en toda Babilonia y Asiria.

Señor, desconéctanos de los principados de la tierra de Babilonia, incluyendo el culto astral y la adoración a la luna.

Señor, líbranos de las maldiciones de locura que han llegado a nosotros como resultado de la adoración a la luna.

Perdónanos por todos los rituales y las prácticas asociadas con los diferentes ciclos de la luna, incluyendo los rituales realizados en la luna nueva, luna llena, y durante todo cambio de su forma.

Nos arrepentimos de todo culto al sol y deidades solares como Helios o Titán, Apolo en Grecia, Shamash o Tamuz de Mesopotamia en Sippar y Larsa, al sol germánico, a Surya Vedanta y Adityas, al sol Inti inca y al azteca Huitzilopochtli, al egipcio Ra , Amaterasu en Japón, y al eslavo Dazhbog.

Nos arrepentimos por el uso del símbolo de la serpiente y el dragón que están asociados con Nimrod y Marduk.

Nos arrepentimos de todo culto a las serpientes, del uso de serpientes en rituales y de todo culto a deidades asociadas con las serpientes.

Nos arrepentimos por el uso del caduceo o vara de Asclepio, bastón alado con dos serpientes enrolladas alrededor de ella.

Asclepio es el antiguo símbolo astrológico del comercio asociado con el dios griego Hermes, como el símbolo de la medicina basada en los principios astrológicos de usar los planetas y las estrellas para sanar a los enfermos.

Nos arrepentimos de todo culto a Esculapio, Quirón, Hermes y de toda asociación de estos dioses falsos con la práctica de la medicina.

Nos arrepentimos por el uso de la magia y las artes herméticas en la práctica de la medicina.

Nos arrepentimos de la adoración de otros dioses falsos asociados con la serpiente, tales como Poseidón, Hydra y Tritón, Gorgonas y Medusa, Shiva, Naga, Auslavis en Lituania, la serpiente Arco Iris de los pueblos aborígenes de Australia, la diosa serpiente minoica, el zombi en África Occidental y Haití, Degei en Fiyi.

Señor, deslíganos de todos estos dioses serpientes. Señor, deslíganos de Leviatán, el monstruo marino. Señor, desconéctanos de la serpiente antigua, el dragón.

Nos arrepentimos de la adoración a An, el dios de los cielos en el templo Eanna en Uruk.

Nos arrepentimos por el culto a Enlil, el dios del aire y las tormentas asociado con el planeta Júpiter en el templo Ekur en Nippur.

Nos arrepentimos de la adoración a Enki, el dios del agua y la tierra fértil, asociada con el planeta Mercurio en el templo Eabzu.

Nos arrepentimos de la adoración a Eridu o Ea, el dios de la magia, la sabiduría y la inteligencia.

Nos arrepentimos de la adoración a Ki o Nirhursag, la diosa madre que representa a la tierra en el templo Esaggila en Kish.

Nos arrepentimos por el culto a Assur, el dios del cielo, el dios principal de Asiria en Asur.

Nos arrepentimos de la adoración a Ninlil o Nillina, la diosa del aire, al viento del sur, y la esposa de Enlil en el templo Ekur en Nippur.

Nos arrepentimos por el culto a Nergal, dios de la muerte, asociada con el planeta Marte, hijo de EnIiI y Ninlil.

Nos arrepentimos de la adoración a Inanna, la diosa del amor y la guerra asociada con el planeta Venus, en el templo Eanna en Uruk.

Nos arrepentimos de la adoración a Marduk, hijo de Ea, el dios de la luz, el dios principal de Babilonia en el templo Esaggila en Babilonia.

Nos arrepentimos de la adoración a Nanna o Suen o Sin dios de la luna en el templo Ehursag de Ur y Harran.

Nos arrepentimos de la adoración a Utu Tutu o Shamash dios del sol en el templo Ebarbara de Sipparand en Babilonia.

Nos arrepentimos de la adoración a Ninurta en el templo Egirsu en Lagash.

Señor, por favor deslíganos de todas estas entidades impías.

Padre Celestial, en nombre de mis antepasados y del mío propio, me arrepiento de codiciar las cosas de Babilonia o el sistema del mundo.

Me arrepiento por ser seducido por las cosas del mundo para desobedecer tus mandamientos e ir en contra de tus caminos.

En nombre mío y de mis antepasados que fueron parte del sistema babilónico, me arrepiento por estar de acuerdo con el espíritu seductor de Babilonia y por cualquier cosa que hayamos hecho en este espíritu para seducir a tu gente, alejándola de Ti.

Nos arrepentimos por tratar de encontrar nuestra legitimidad al mostrar al mundo el poder, la riqueza, la influencia, los dones, los talentos y tesoros que Tú nos habías dado, y usarlos en el mundo, cuando ellos estaban destinados a ser dedicados a Ti y ser usados en tu servicio.

Nos arrepentimos por encontrar nuestra legitimidad en la búsqueda de la admiración y el favor del mundo en lugar de extraer nuestra legitimidad de nuestra relación contigo.

Señor, nos arrepentimos por haber sido hallados faltos cuando nos probaste para saber lo que había en nuestros corazones. Oramos para que Tú alinees nuestros corazones con tu corazón.

En nombre de nuestros antepasados, nos arrepentimos por permitir maldiciones en nuestras líneas generacionales, robándonos las bendiciones generacionales y los tesoros de nuestras familias y de nuestras líneas generacionales, vendiéndose al sistema babilónico.

Señor, por favor devuélvenos estos tesoros generacionales.

Señor, oramos por nuestra propia liberación de Babilonia y por la liberación de muchas personas de este sistema.

En nombre de nosotros mismos y de nuestros antepasados de Babilonia, nos humillamos delante de Ti.

Oramos, buscamos tu rostro y nos arrepentimos de nuestros malos caminos, de nuestra maldad, de nuestra iniquidad, orgullo, arrogancia y altanería.

Perdónanos por no escuchar ni obedecer las palabras de tus siervos, los profetas verdaderos, por no apartarnos de nuestros malos caminos y por no vivir en la tierra con la herencia que nos has dado.

Perdónanos por ir tras otros dioses para servirlos y adorarlos, y por provocar tu ira con las obras de nuestras manos.

Señor, pon tus ojos sobre nosotros para bien, llévanos a nuestra tierra y a nuestra herencia, levántanos y plántanos.

Danos un corazón para conocerte, para que sepamos que Tú eres el Señor y que nosotros somos tu pueblo. Nos volvemos a Ti con todo nuestro corazón.



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Tenemos fe en que Dios nos lo ha proporcionado y los corroboramos con la Santa Palabra de Dios.

Estas oraciones no son una solución rápida. En cambio, son puntos de partida a medida que ejercitas tu libertad en Cristo. Prepárese para adaptar estas oraciones a medida que usted y aquellos con quienes ora escuchen al Espíritu Santo.