En el nombre del Señor Jesucristo, yo confieso mis dudas y las dudas en mi línea generacional. Confieso que estas dudas me han hecho inestable y me han provocado una mente dividida. Confieso que el origen de esta mente dividida ha sido el orgullo en mi vida y en mi línea generacional. Me arrepiento también de todo intelectualismo, de todo razonamiento, la lógica y el humanismo como el de los impíos. Me arrepiento de preocuparme más por la aprobación del hombre en lugar de conocer y practicar la Verdad de Dios en mi vida.
Me arrepiento de mi propio esfuerzo y orgullo. Dios, con humildad recibo tu amor, tu misericordia y tu gracia.
Elijo ser alguien que ya no se ajusta a los patrones de este mundo, sino a ser transformado mediante la renovación de mí mente para que yo pueda probar y conocer lo que es la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios.
No haré nada por egoísmo o soberbia superficial, voy a caminar en humildad, considerando a los demás como mejores que yo.
Elijo resistir al diablo. Elijo someterme a Dios y reconocerlo como mi Señor y Maestro, y acercarme más a Él. Señor, te pido que por favor me laves las manos y purifiques mi corazón.
Padre Amado, gracias por darme la mente de Cristo, de ese modo voy a ser como Él, llegaré a ser como un siervo.